En este episodio se mezclan. como en otros, la leyenda con la realidad histórica, si bien prevalece la leyenda por su carácter moralizante y ejemplificador.
Entre 1369 y 1372 aparece la primera versión legendaria dentro de la "Crónica de San Juan de la Peña", donde se narra este suceso acaecido durante el reinado de Ramiro II El Monje, rey de Aragón.
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Crónica de San Juan de la Peña |
Cuenta la crónica que en el año 1134 muere el rey de Aragón, Alfonso I el Batallador, sin dejar descendencia alguna, por lo que en su testamento deja su herencia a las órdenes militares del Hospital de San Juan, del Temple y del Santo Sepulcro de Jerusalén, lo cual suponía, en la práctica, la desaparición del reino de Aragón.
Ante esta situación, los nobles aragoneses deciden ofrecerle la corona al hermano menor de Alfonso, el infante don Ramiro, que era monje benedictino y obispo electo de la localidad de Roda de Isábena.
Ramiro, al que apodaron, obviamente, el Monje, aceptó el encargo no por ambición personal, sino por el bien del reino de Aragón, encontrándose con una difícil situación al estar su reino asediado por Castilla y por Navarra y contando con una nobleza que quería manipularlo a su antojo, llegando incluso a burlarse de su autoridad, llamándolo en ocasiones "rey cogulla" en relación a su tonsura clerical.
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Ramiro II el Monje |
En este marco, aparece la leyenda que cuenta como, desesperado por no poder hacerse con el respeto de sus súbditos, Ramiro envía un mensajero a pedir consejo a su antiguo maestro, el Abad del monasterio francés de San Ponce de Tomerás.
Frotardo, que así se llamaba el abad, pidió al mensajero que lo siguiera y observara. Lo llevó al huerto y, cogiendo un cuchillo, cortó las coles que sobresalían por encima de las demás, pidiéndole al mensajero que contara a su rey lo que había visto.
Claustro del Monasterio de San Juan de la Peña |
Cuando el mensajero transmitió al rey lo que había visto, Ramiro, que no era tonto, comprendió el símil. El huerto era su reino y las coles los nobles, así que ya sabía lo que tenía que hacer.
Convocó una reunión de las Cortes en Huesca, a la que debía asistir toda la nobleza de Aragón con el fin de comunicarles su intención de realizar una gran campana que se oyese en todo el Reino.
Los nobles, pensaron que aquello era una locura de su rey y no quisieron perderse la oportunidad de mofarse de él.
Llegado el día, Ramiro fue haciendo pasar a los nobles, uno a uno, a una sala donde les hacía decapitar, formando con sus cabezas, un círculo.
El último en ser decapitado fue el propio obispo de Huesca, el más rebelde de todos, quién al entrar en la sala pudo contar hasta catorce cabezas y, sin perder la calma, pensando que a él lo respetaría, comentó:
- Famosa campana, majestad. Seguro que su sonido se oye en toda España.
- No es posible que se oiga - contestó el rey.
- Porque le falta el badajo.
El badajo - aclaró don Ramiro - será vuestra cabeza, señor obispo.
Hizo una señal al verdugo y tras decapitarlo, colgó su cabeza sobre el círculo, a forma de badajo.
Cuando el resto de nobles entraron en la sala y vieron el espectáculo comprendieron de qué era capaz Ramiro y jamás volvieron a mofarse de su rey.
Esta leyenda se basa en otras más antíguas pertenecientes a las culturas griega y romana, en las que aparecen gobernantes que solicitan consejo sobre cómo afianzar su
poder y obtienen como toda respuesta el corte de unas plantas, tras lo
que deciden ejecutar a sus súbditos más poderosos (Herodoto, Aristóteles, Tito,
… ).
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Bóveda de la "Sala de la Campana" |
Sin embargo hay noticias de que hacen pensar en una base histórica para esta leyenda:
Los Anales Toledanos Primeros y el Fuero General de Navarra dan una noticia indirecta de que algo ocurrió en Huesca durante el reinado
de Ramiro II el Monje que aparece también en una fuente árabe, que habla de que siete nobles quebrantaron la palabra dada por
Ramiro II al gobernador almorávide de Valencia, lo que obligó a ajusticiarlos, cortándoles la cabeza: el
estudio de las fuentes documentales y cronísticas permite afirmar que,
efectivamente, en 1135 se produjo entre Fraga y Huesca un asalto a un
convoy musulmán por varios nobles aragoneses, y su correspondiente
castigo.
Esta leyenda dio lugar al nacimiento de un romance que aparece ya en la Cónica de San Juan de la Peña y que podéis encontrar en este enlace.
La leyenda de la campana de Huesca se ha considerado durante mucho
tiempo como auténtica. Existe incluso en el antiguo palacio real, actual
Museo Provincial de Huesca, una sala en la que se afirma que ocurrieron
los hechos. Sala conocida como Sala de la Campana.
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Cuadro realizado por José Casado |
El pintor José Casado del Alisal pintó un cuadro que se conserva en el Ayuntamiento de Huesca desde 1950.
En él aparecen solo 13 cabezas cortadas, 12 en el suelo formando un círculo y una decimotercera colgada de una cuerda, la del más rebelde, el obispo de Huesca.
En él aparecen solo 13 cabezas cortadas, 12 en el suelo formando un círculo y una decimotercera colgada de una cuerda, la del más rebelde, el obispo de Huesca.
Este otro vídeo ilustra la historia contada en este artículo.